Diversos motivos convergieron para que el Gobierno Nacional extendiera el plazo por decreto, ampliando una oportunidad que no deberíamos dejar de considerar, por el beneficio impositivo que produce y teniendo en cuenta que este tipo de regímenes de regularización no se establecen todos los años.
La fecha del 30 de septiembre era el plazo máximo para poder blanquear dinero de acuerdo a los plazos originales del Régimen de Regularización de Activos.
La normativa original estipulaba que pasada esa fecha quedaba vedada la posibilidad de aprovechar los importantes beneficios del régimen, solamente en cuanto al blanqueo de dinero, ya que, para la regularización de otro tipo de activos, el 30 de septiembre era solamente la primera etapa de un total de tres.
Evidentemente los pedidos de prórroga en reiteradas oportunidades de los Consejos Profesionales de Ciencias Económicas, basando la misma en el poco tiempo que se dispuso para un adecuado asesoramiento contable a los interesados respecto de este Régimen de Regularización, sumado a que no se habrían cumplido las expectativas que tenía el Gobierno, en cuanto a la cantidad de dólares que las personas y empresas iban a depositar en la cuenta especial de regularización de activos (CERA) y a la disminución de la recaudación por la reducción del impuesto PAIS, facilitaron la decisión de prórroga hasta el 31 de octubre del corriente año, exclusivamente para poder regularizar dinero.
Hay que tener en cuenta que quien regularice en la cuenta CERA hasta el 30 de septiembre, va a poder retirar el dinero a partir del 1 de octubre, pero no va a poder regularizar más valores. Con esta prórroga quien todavía no haya regularizado, podrá hacerlo hasta el 31 de octubre y podrá retirar el dinero a partir del 1 de noviembre de 2024.
Tal vez la falta de adhesión de manera más significativa al blanqueo se debió a dos factores que repercuten considerablemente en quien tiene que depositar el dinero o moneda extranjera en un banco.
Uno es la desconfianza, producto de la historia de muchos argentinos que algún día escucharon a un Presidente prometer que “el que deposite dólares recibirá dólares…” y luego esto no sucedió.
Por supuesto hoy la situación es muy distinta de la de aquél entonces. Y, como segundo factor una vez reglamentado el blanqueo, se siguieron dictando normas “parches” que lo fueron modificando. Esto también conspiró en el asesoramiento de los profesionales a sus clientes, comenzando estos últimos a tener dudas en si blanquear o no.
Por ejemplo, cuando se amplió la base de bienes que eran considerados inversiones (lavarropas, celulares, televisores, entre otros) que se podrían adquirir con los fondos blanqueados y ya no solamente inversiones productivas o en emprendimientos para la construcción, algunos no vieron esta medida como positiva y comenzaron a dudar.
Entendemos que el blanqueo es una oportunidad que no deberíamos dejar de considerar, por el beneficio impositivo que produce y cabe reflexionar que este tipo de regímenes de regularización no se establecen todos los años.
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CPN Alejandro Larroudé
Socio de BL&Cia – Barrero Larroudé
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