Los productores y las empresas agropecuarias desarrollan su actividad, en un contexto adverso, caracterizado por: volatilidad en los precios de los productos agrícolas, brecha cambiaria, injustas retenciones, intervención en los mercados ganaderos, impuestos excesivos, e insumos con precios crecientes afectando la rentabilidad de los distintos actores de las cadenas agroalimentarias.
El estado no acompaña, situándose como socio en el precio, sin tener en cuenta los riesgos, costos y gastos, cobrando tasas que no vuelven en mejoras, para sacar la producción, etc. A pesar de ello las empresas agropecuarias continúan invirtiendo en maquinaria y tecnología, para mejorar la calidad de su producción y el cuidado del medio ambiente.
Desde nuestra visión en estas circunstancias es necesario que el o los directivos, tengan una mirada hacia adentro de la compañía que le permita ver la necesidad de mejorar y automatizar los procesos operativos y de administración financiera, generar equipos tanto con su personal operativo, como de administración y tercerizado, prestar debida atención a el gobierno corporativo tanto con los directivos como con los accionistas dueños, y finalmente mejorar su administración financiera.
En este último aspecto creemos que las empresas deben contar con una administración ordenada teniendo un adecuado control sobre los compromisos, cuidando la calificación crediticia de los mismos ante las entidades de crédito. Estar atentos a la gestión financiera y acceder llegado el momento al crédito subsidiado, aprovechando dicha oportunidad.
Debemos también mencionar la importancia del factor humano en la empresa: “La diferencia que hace la diferencia”[1]. Capacitación, entrenamiento que va más allá de lo tradicional incursionando sobre los valores y los temas comportamentales para vivir una cultura diferente de creatividad e innovación. Generando lideres positivos que contribuyan a integrar equipos de trabajo. Para esto es clave cómo se seleccionan las personas, tomando en cuenta, tanto los estilos de personalidad como sus preferencias personales[2].
Lo hemos dicho en otras oportunidades respecto de la importancia de planificar. Por ejemplo, hacer un flujo de caja proyectado de por lo menos un año y medio, en moneda homogénea o moneda estable, no es una pérdida de tiempo. Ya no se puede improvisar y siempre es mejor un plan que ninguno, aunque los desvíos puedan ser en algunos casos significativos.
La dinámica y la velocidad de los cambios a los que esta sujeto el sector imponen estar preparado y para ello se requiere una mirada introspectiva sobre los aspectos señalados, dado que las demás variables vienen dadas y poco se puede hacer para cambiarlas.
CPN Carlos Barrero
Socio de BL&Cia – Barrero Larroudé – www.blycia.com.ar
[1] Fusillo, Nora I., “Plus personal en la empresa”, Osmar D. Buyatti, Librería Editorial.
[2] Op.cit.
Carlos, te envío un saludo afectuoso y mis felicitaciones. Leo vuestros informes a través de mi esposo Ing. Agrónomo Carlos Muñoz de Mar del Plata.
Hola Maria un suerte volverte a encontrar me alegro que le puedan servir a tu esposo.
Les envío un saludos afectuoso a ambos y cuando gustes conversamos sobre los temas que tanto nos comprometen.
Carlos