Inversiones que muestran a la industria avícola argentina en pleno crecimiento

Dos gallinas sacando la cabeza entre las maderas de un corral en una granja avícola

Gigante de la industria alimenticia invirtió u$s45 millones y tendrá la planta “más moderna de Sudamérica”

El Grupo Motta, uno de los principales referentes de la avicultura argentina, está culminando la construcción de una nueva planta de faena de su empresa Calisa, ubicada en la localidad de Racedo, provincia de Entre Ríos. La obra demandó una inversión de más de 45 millones de dólares y constituye una de las apuestas más significativas del sector alimenticio en los últimos años.

La nueva planta, que se extiende sobre 16 mil metros cuadrados, fue concebida en 2018 como parte de un ambicioso plan de expansión industrial. Sin embargo, su ejecución sufrió retrasos debido primero a la pandemia y luego a los brotes de influenza aviar que afectaron al país.

“En 2018 proyectamos este desarrollo, pero pasaron cosas, como se suele decir. Primero la pandemia y luego los brotes de influenza aviar, que retrasaron su ejecución”, explicó Augusto Motta, presidente de Calisa.

A pesar de los contratiempos, la obra está próxima a finalizar. “Ahora está a un 5% de poder lanzarlo. Antes de fin de año estaremos haciendo pruebas para que en 2026 se pueda poner en marcha”, detalló el empresario.

Tecnología de punta y empleo especializado

El proyecto no solo representa un salto productivo sino también tecnológico. Motta anticipó que la nueva planta “será la más moderna de la Argentina y de Sudamérica”, equipada con tecnología de última generación que permitirá alcanzar una faena de 240 mil pollos diarios en doble turno, cuadruplicando la capacidad actual de la compañía.

La primera etapa de operación prevé una capacidad de faena de 75 mil aves por día, con un sistema de congelado de 240 toneladas diarias, que luego se duplicará hasta las 480 toneladas. Además, el complejo dispondrá de una capacidad de almacenamiento de 20 mil toneladas de productos frescos.

El impacto laboral también será significativo. Inicialmente, se generarán 50 nuevos empleos, a los que se sumarán otros 50 en una segunda etapa. “Es empleo con mucho valor agregado, porque la industria cambió mucho. Está muy tecnologizada y se requiere de gente especializada, ingenieros y profesionales en distintos rubros para su funcionamiento”, subrayó Motta.

Financiamiento y la estrategia para exportar mejor

El proceso de inversión no fue sencillo. La obra requirió un fuerte esfuerzo financiero en un contexto de tasas elevadas y crédito escaso. “Fue una de las carencias más importantes que encontramos”, reconoció el empresario. Por esa razón, el grupo también recurrió a apalancamiento propio. “Hubo un esfuerzo de los socios dueños de la firma: pusimos nuestro granito de arena sin distribución de utilidades para que se pueda terminar”, explicó.

La planta, que forma parte del complejo industrial de Grupo Motta, se encuentra junto al establecimiento histórico del grupo fundado por Don Héctor Motta, padre del actual presidente, consolidando así un polo productivo avícola en el centro de Entre Ríos.

El proyecto tiene una proyección a diez años y apunta a consolidar a Calisa como uno de los principales exportadores de carne aviar del país. La firma cuenta con acceso a 25 mercados internacionales y busca aprovechar el potencial de una proteína que, según Motta, “está condenada al éxito”.

“Estamos convencidos desde hace 20 años de que la avicultura va a crecer con exportaciones. La industria tiene muchas posibilidades de desarrollo, pero el desafío está en trabajar en el agregado de valor, con nuevas herramientas y formas de presentación de los productos”, explicó el empresario.

El salto en capacidad productiva permitirá disponer de un mayor saldo exportable, clave en un contexto en el que el mercado interno muestra señales de saturación.

Un mercado interno maduro: qué pasa con el consumo

El consumo de carne aviar en la Argentina se consolidó en las últimas dos décadas como una de las principales fuentes de proteína animal. En el año 2000, el consumo aparente era de 26,6 kilos por persona, pero desde entonces creció de forma sostenida hasta superar los 45 kilos per cápita anuales, un nivel que se mantiene prácticamente estable desde 2015.

En términos absolutos, el consumo aparente pasó de 960 mil toneladas en 2000 a más de 2,1 millones de toneladas en 2024, más del doble que hace dos décadas. Sin embargo, el estancamiento del consumo per cápita sugiere que el mercado interno ha alcanzado un punto de madurez. “Es difícil pensar que, siendo Argentina el sexto país de mayor consumo de carne aviar del mundo, haya margen para aumentar significativamente la demanda doméstica”, señalan los analistas del sector.

En ese contexto, el crecimiento de la producción avícola dependerá cada vez más de la capacidad de colocar excedentes en los mercados internacionales.

Exportaciones y oportunidades

De acuerdo con datos de la SAGyP y el INDEC, en 2024 las exportaciones de productos avícolas (pollo entero, trozado y procesados) alcanzaron 185 mil toneladas por un valor de 222 millones de dólares. Si bien esto representa apenas el 6% de las divisas que genera el complejo cárnico bovino, el sector muestra señales de recuperación tras años de estancamiento productivo.

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Fuente: iProfesional
Photo by Artem Beliaikin on Unsplash

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